Con la lista en blanco, nos preguntamos qué hubiera pasado hace quince años respecto al mismo asunto. Evidentemente, el pasado ganaba sobre el presente. Sin duda, se hubieran revelado más exclusivas sobre el asunto.
¿Acaso están desapareciendo las exclusivas? Esto me lleva a pensar en varias claves que podrían ofrecer algunas respuestas. De momento ahí van tres:
1-No nos necesitan tanto. Los que tienen la información tienen hoy día muchas más alternativas que los medios tradicionales. Además ¿para qué darselo a un solo medio, por ejemplo un periódico por muy prestigioso que sea, si todos pierden lectores y además puede hacerlo circular directamente a todos los ciudadanos a través de las redes sociales?
2-Ya no se pueden ocultar tantas cosas. Probablemente somos la generación más informada de la historia. En los últimos ocho años hemos sabido cosas que permanecieron en secreto décadas: quién fue la "Garganta profunda" del Watergate, la verdad sobre las armas químicas de Irak...Por no decir del serial de revelaciones de wikileaks. A menos secretos menos exclusivas "a medida" a vender. Con miles de personas "armadas" con teléfonos móviles con cámara y conexión a internet hasta les cuesta reunirse en secreto sin que les descubran. Esto ha quedado patente cuando los partidos pro 9N intentaban consensuar un acuerdo ante el primer rechazo del Tribunal Constitucional.
3-El cortoplacismo no casa con las exclusivas. Los políticos necesitan constantemente estar en la opinión pública cuando apuestan por un objetivo inmediato. Hablan todo el rato y reaccionan a todo. Conviene una exposición constante porque el que sitúa el mensaje en los medios gana, aunque ello no asegura la consecución final del objetivo. Los proindependentistas escoceses ganaron la batalla mediática, aunque perdieran el referendum.