Es toda una ironía renunciar al negocio que tú habrías creado. Las escuelas de negocio se frotan las manos. Tienen un caso de estudio para décadas.
La empresa que daba su nombre genérico a los carretes y a las cámaras fue la inventora de la primera cámara fotográfica digital en 1975. En lugar de aprovechar la oportunidad de futuro puso todos los huevos en la cesta del presente. ¡A toda marcha con los carretes de toda la vida, que es lo que hoy da dinero! Luego llegaron los de Fujifilm, más pequeñitos, pero más avispados y….
Volvamos a la cita e introduzcamos un pequeño cambio: “A
pesar de haber inventado el periodismo de inmediatez y el sistema de
distribución masiva de información, las agencias de noticias siguieron adelante con los clientes de papel
y dejaron para un futuro indefinido las oportunidades de internet, ya que el
papel seguía siendo aún en los primeros años del siglo XXI el cliente que pagaba más”…
Lo cierto es que el caso de Kodak me recuerda
instintivamente el papel –y nunca mejor dicho- de las agencias de noticias ante
la llegada de internet y de los grandes google-agregadores de información, que
de momento están ganando la batalla de la distribución masiva y en poco tiempo
estarán listas para ofrecer contenidos propios (Yahoo ya ha anunciado que
tendrá su propio corresponsal en la Casa Blanca)
La buena noticia para las agencias es que, aunque con
calendarios ajustados, aún están a tiempo de evitar convertirse en futuro caso
Kodak a destripar en las escuelas de negocio. Para ello, las agencias de
noticias deberán transitar con habilidad entre un mundo que va perdiendo su
hegemonía de forma inexorable –la prensa de papel- y otro –el digital- que ya
ha nacido pero que todavía no ha acabado de dar el estirón definitivo.
Concretando: los periodistas de agencia deberán seguir
siendo los primeros en transmitir las noticias que emanan del establishment
emisor (gobiernos, instituciones, partidos políticos, empresas) pero a la vez
deberán hacer un esfuerzo por transmitir noticias que emanan del interés
ciudadano. Es un interés global, incierto, difuso y, ¿por qué no?,
frívolo a veces desde el punto de vista del periodismo del siglo XX y la
primera década del XXI. Pero a la vez es un interés tan
real y tan determinante que el periodismo no podrá hacerse nunca más a su espalda, porque el ciudadano ha logrado con internet conversar de tú a tú con el periodista, y este diálogo ha llegado para quedarse.
Un ejemplo: cuando nos planteamos elaborar un reportaje,
digamos por ejemplo, sobre el futuro de la televisión o del libro digital,
instintivamente abrimos la agenda y el primer número que marcamos es el del
empresario del ramo, el editor o, como muy lejos, el del experto académico
sobre el tema. Ese sigue siendo nuestro primer reflejo, el de plantear el punto de
vista que hubiéramos utilizado para nuestros clientes de toda la vida, fundamentalmente
el periódico de papel.
Pero las ediciones de los periódicos en internet, los
portales y los medios digitales nativos necesitan otro ángulo. En este caso sus
audiencias quieren saber si el futuro de la televisión pasa por poder ver el 3D
sin gafas especiales, por ejemplo. O si la tinta digital provoca cansancio en
la vista y si alguna vez el e-book será capaz de imitar la perfección visual
del libro de papel. Esta es la nueva frontera del periodismo, o dicho con palabras
menos grandilocuentes, un nuevo punto de vista, un nuevo enfoque directo al
corazón del ciudadano….
Clic, clic, clic… Los medios, todos los medios con edición
digital quieren tener el máximo de usuarios únicos de sus ediciones en
internet. Para ello deberán ofrecer contenidos que atraigan tráfico. Por lo
tanto, comprarán los servicios de aquellas agencias que les ofrezcan temáticas
que les ayuden a atraer ese tráfico y generar ingresos ante un pastel
publicitario hiperfragmentado. Y las agencias deberán mentalizar a sus
periodistas sobre la necesidad de ejercitar este Nuevo Enfoque.
Información rápida, creíble, de interés y, además,
interesantes. Este es el producto que permitirá a las agencias resolver la ecuación
que Kodak no supo o no pudo despejar.
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