martes, 17 de marzo de 2009

El minuto de oro


Políticos. Si quieres ver a un político feliz, pero feliz de verdad, congela su imagen durante los cinco minutos después de una conferencia de esas multitudinarias que se celebran en horarios que cualquier empresa comprometida con los principios básicos de la conciliación laboral nunca se atrevería a convocar. He dicho cinco minutos, pero quizás me excedo. Dejémoslo en sesenta segundos, justo después del estallido de los aplausos, cuando el político -sí, casi siempre es él, y no la- desciende del atril y se acerca a las primeras filas para estrechar manos. Muchas manos.

Y allí la extienden los de siempre. Otros políticos, empresarios, directivos, altos funcionarios, periodistas...eso que un día bautizamos como sociedad civil y tanto nos gustó, como si el resto de la sociedad fuera incivil, o militar, no sé yo.

Esos son los segundos de vino y rosas, el minuto de oro. Apenas es perceptible, pero el rostro del político se enrojece levemente y la mirada le sonríe, perdida en el éxtasis de los abrazos y felicitaciones.

He visto ya bastantes conferencias para ver que aquí no hay diferencias ideológicas ni de talante. Ayer lo vi con Artur Mas pero otros días lo he comprobado con otros políticos. Esa comunión con el público es casi tan real como las manos que se estrechan. Les miro a los ojos y sí. Son felices.

Pero un minuto se consume pronto. Después de las grandes palabras vendrán las pequeñas excepciones, los compromisos, la geometría parlamentaria...las renuncias y las decepciones. Sobre todo las decepciones de los tuyos, que no son esa sociedad civil que hace cola para saludar como si se tratara de un besamanos. La sociedad civil casi siempre son los mismos, y están casi los mismos en todos los actos, sea con el político que sea. Pero los políticos pasan, como pasan los periodistas. Pero la Política, en mayúscula, siempre estará ahí, esperando a alguien que la interprete en el momento exacto y que haga que ese minuto de oro se prolongue en el tiempo, por lo menos en el tiempo que duran las casi eternas precampañas y campañas electorales.

Pero todo eso ya llegará cuando toque. Por un minuto -y si su mirada no me engaña- son felices. Como cuando eran niños y tenían por delante toda una tarde de patio. Y eso les hace humanos.

La foto es de EFE y la publica El Periódico de Catalunya

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Baños de masas, minutos de oro, abrazos, aplausos, palabras grandilocuentes, eufemismos... En el fondo, egolatrías, se hablan para sí mismos y para su círculo de influencia, se lanzan recaditos a través de los medios de comunicación, pero cada vez están más alejados de la realidad, más lejos de los ciudadanos. Los políticos, encantadores de serpientes.

Leandro Lamor dijo...

Estoy bastante de acuerdo, guso, pero aún creo en la Política, en abstracto, como servicio a la comunidad y garantía de Democracía. Lo único que falta es que los profesionales del ramo se pongan a la altura, y en eso sí que es cierto que el panorama...
Bueno, pero de vez en cuando sale un Obama y, por lo menos, la gente le cree. Gracias por tu comentario

Teletip@os (Teletipo nómada)

Porque busqué por ahí un blog que sólo hablara de agencias de notícias.



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